Usualmente, al momento de escoger pareja, se suele buscar cualidades similares en cada intento, es decir, se acaba saliendo con el mismo patrón de personas.
Unas cualidades las conocemos, por ejemplo: quiero un hombre honesto, fiel, cariñoso, etc. Pero, junto a esto, se suele buscar características que se han vivido en la infancia, en las relaciones con los padres, autoritario, por ejemplo.
Se piensa que se puede estar tratando de terminar algún asunto no resuelto en la relación con los padres, algo así como una segunda oportunidad para salir bien de una situación problemática. Tiene mucho que ver, entonces, la crianza, los valores inculcados, los tabúes familiares, las carencias afectivas, el ideal de pareja que se le ha tratado de grabar, etc.
Mujeres que eligen siempre al chico malo o al mujeriego:
La mujer que siempre “cae” enamorada del chico malo o el mujeriego,busca, generalmente, redimirlo, salvarlo y muchas veces sufre, porque su chico aún no busca esa redención. Le atrae su libertad de hacer las cosas, su personalidad extrovertida y la ata su creencia de que necesita su ayuda. Todo esto se da como mecanismos inconscientes que hay que aprender a descifrar.
Es probable, que en su familia haya habido casos de estos, o que la educación haya sido muy rígida y al escogerlos realmente desafía a los valores familiares. La chica a veces no se da cuenta que es el mismo tipo de chico hasta que ya está enamorada y siente que es tarde para huir.
Si la chica que desea salvarlo y el chico malo coinciden con el mismo objetivo, la pareja resulta excelente, porque se complementan. Por eso a veces una chica sufre porque él no cambia y, se sorprende porque poco tiempo después, el mismo chico se casa con otra, porque ya está listo para el cambio. No depende de la chica, sino del momento psicológico en que él se encuentra.
Mujeres que solo se fijan en el guapo (popular) del grupo :
Chicas que solo se fijan en la apariencia, como un valor en las personas, generalmente han sido subestimadas en sus otras características, ó quieren llamar la atención con una “buena adquisición”, al sentirse mejores que otras por la pareja que consiguen.
Suele haber un gran componente de rivalidad, generalmente iniciado en la infancia. Puede haberse dado entre varios hermanos, por el afecto de uno ó ambos padres, instaurándose una manera de actuar exageradamente competitiva.
Realmente, son mujeres que no tiene una verdadera autoestima y brillan a través de la pareja.
Mujeres que se creen las mamás o niñeras de sus parejas:
Hay mujeres que sienten la necesidad de esmerarse en cuidar y también en ser críticas con sus parejas, como probablemente lo fueron con ellas. Es así que se preocupan de atenderlos mucho, pero así mismo, están listas a criticar cualquier detalle desde combinación de la ropa hasta su forma de expresarse en público.
En estos casos es muy probable que el hombre haya sido educado de manera similar y ambos se complementan, pero, es una pareja que necesita madurar un poco, porque acaban repitiendo los errores de sus padres, al quedarse en esa etapa y no superarse, revisar lo pendiente y avanzar.
En estas relaciones, se llega a crear una codependencia, porque la mujer vive para cuidarlo y el hombre no hace nada sin que ella lo apruebe. Se encasillan aquí los “mandarinas” y las esposas “mandonas”.
Las mujeres que se ubican en segundo lugar para retenerlos:
Es una versión de la anterior, pero como ingrediente principal va el sacrificio. La mujer ha sido criada de manera machista, le han inculcado que la mujer debe seguir al esposo, que debe ser obediente, que la buena esposa apoya a su esposo, y frases similares. Tampoco la han estimulado a desarrollar sus habilidades porque no las necesita.
Buscará un hombre que sea protector, buen proveedor y … probablemente como su padre. Seguramente cederá sus estudios para casarse, ó dejará su trabajo.
Es la perfecta anfitriona, la que le recuerda los cumpleaños, etc., la que lo hace quedar bien y sobre todo, sabe ‘guardar su papel”. Puede poseer una enorme cultura, pero por no sobrepasar a su pareja, preferirá quedarse estoicamente callada y preferirá pasar por ignorante antes que actuar mal.
Su pareja, usualmente, se acostumbra a su papel del que sabe más y puede llegar a creérselo, pudiendo cambiar su comportamiento protector por uno agresivo, si no se arreglan las cosas enseguida.
En los casos más graves, el hombre puede serle infiel y ella aceptará siempre y cuando no trascienda. O cuando el hombre tiene “mamitis” aceptarán su papel de ser la segunda, luego de la madre.
(Publicado en Revista Hogar)
Cecilia Chávez Bowen de Larrea
Orientación Familiar y Terapia de Pareja
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